¿Tarrina o cucurucho? Esta es, probablemente, una de las preguntas más recurrentes que se escuchan en una heladería. Para algunos, la respuesta es clara: cucurucho, ya que puedes comerte el delicioso “envoltorio”. Pero la duda que hay que resolver es: ¿a quién se le ocurrió la genial idea del cucurucho?
Hoy en día, los cucuruchos han sobrepasado la barrera de las heladerías, y se pueden encontrar en los frigoríficos de los supermercados y en nuestro propio congelador. Pero aunque sea un producto cotidiano, sobre todo en verano, ¿conoces su origen y su historia? En Frioal, especialistas en productos congelados, queremos explicarte de dónde surgió esta genial idea del cucurucho, que, al fin y al cabo, consiste en montar un helado sobre una galleta.
Lo primero fue el barquillo de cucurucho
Los primeros antecedentes que se conocen de un barquillo en forma de cucurucho se encuentran en Francia, a principios del siglo XIX. La descripción de estas galletas cónicas elaboradas con barquillos enrollados, aparecen reflejados en un libro de cocina francés de 1825, obra de Julien Archambault.
En Inglaterra, posteriormente, Agnes B. Marshall publicó en 1887 diversos libros de cocina. En ellos, aparecía un producto llamado ‘Cornet with Cream’ cuya elaboración era “con almendra y cocidos en el horno, no prensado entre planchas”.
Una patente con ‘defecto de forma’
A finales del siglo XIX, los conos de helados se popularizaron en Estados Unidos, gracias a Italo Marchioni, un inmigrante italiano que los elaboraba en Nueva York desde 1896. Poco después, en 1903 (hay variaciones si fue el 22 de septiembre o el 13 de diciembre), el propio Marchioni patentó su invento.
Según el registro de patentes estadounidense nº 746971, el invento de Marchioni consistía en una especie de galleta realizada sobre un molde para hacer tazas de pasta para helado. El ‘defecto de forma’ en el registro fue que su patente no era un cono. Marchioni patentó un molde con otra forma, con lo que perdió las demandas contra los que “copiaron” su idea.
La leyenda más extendida
La leyenda más extendida sobre la creación del cucurucho de helado tuvo lugar en San Luis, Estados Unidos. En 1904, se celebró en esta ciudad norteamericana la Exposición Universal. Entre los numerosos puestos de comida que habían, contiguos coincidieron uno que hacía galletas y el otro helados. Eran los puestos del repostero sirio Ernest Hamwi y el heladero Arnold Fornachou.
La idea del cucurucho se expande
Aquello acontecido en San Luis no pasó desapercibido, y la elaboración del cucurucho se extendió rápidamente. Una de las primeras empresas de cucuruchos que surgieron fue la creada por Stephen Sullivan. En 1906, sus conos de helados ya fueron servidos en el Modern Woodmen of America Frisco Log Rolling en Sullivan (Missouri).
Poco tiempo después llegaron las primeras máquinas para enrollar cucuruchos. La patente más conocida se registró en 1912 por Frederick Bruckman, de Portland (Oregón). En 1928, Bruckman vendió la patente a Nabisco, siendo comercializado a gran escala.
El siguiente paso buscaba mantener el producto congelado para facilitar su comercialización. Esto llegó en 1931 gracias a J. T. Stubby Parker de Fort Worth (Texas), el cual lo desarrolló e inventó para la Drumstick Company.
Este proceso de conservación fue perfeccionado en 1959 por la empresa de helados italiana Spica. Con ello, el cucurucho aguantaba su sabor y su textura crujiente incluso después de haber sido almacenado en un congelador.
Después de esta mejora, la idea del cucurucho había alcanzado todos los rincones del planeta. En la actualidad, existen infinidad de sabores, colores y texturas adecuadas para toda clase de público.